martes, 5 de abril de 2022

Diamante en bruto

 

 

Imposible llegar a la meta. Si bien en la carrera, tu sudor y lágrimas, te recuerdan que rendirte no es una opción, al final sucumbes a la evidencia: serás tan solo un número que engrosará la lista de participantes, y nada más. 

Nada más. 

Así de simple. 

Así de cruel. 

Así de real.

Y entonces te consuelas con imaginar, que esos guijarros que llevas en los bolsillos, que pesan terriblemente y que no te dejan avanzar, son diamantes en bruto.

Y un día, recibes una llamada anunciándote que no eres invisible, que alguien se fijó en ti, “que sí, que vale, que de acuerdo” que evidentemente no eres la mejor corredora de fondo, pero que algo les ha llamado la atención y que te van a premiar. Te dicen que no saben muy bien cómo acabará, pero eso es lo de menos, lo importante es empezar… así que se emprende la gran carrera de márquetin, y de repente sientes nauseas, y no es por miedo sino por honestidad.

Y en un momento de gracia, renuncias a todo y te quedas sin nada, tan solo con la carrera que te hace sudar y llorar, y en la que nunca coronarás la meta, pero sabes que lo importante, al fin y al cabo, no es ganar, sino participar.